La comida isleña se convierte en un rito mágico
que mezcla siglos de historias porque han sabido sazonar los frutos del mar y
de la tierra. En la mesa no falta el pescado, el caracol, el cangrejo o la cola
de cerdo, combinado con yuca, ñame, plátano y ese prodigioso fruto del árbol
del pan que fue traído por los ingleses a esta tierra desde la India. Platos
sazonados con leche de coco, orégano, albahaca, cebolla y pimienta.
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